jueves, 17 de diciembre de 2020

WONDER WOMAN 1984


Título original: Wonder Woman 1984
Año: 2020
Duración: 151 min.
País: USA
Dirección: Patty Jenkins
Guion: Patty Jenkins, Geoff Johns, Dave Callaham (Personaje: William M. Marston) (Historia: Patty Jenkins, Geoff Johns)
Música: Hans Zimmer
Fotografía: Matthew Jensen
Reparto: Gal Gadot, Chris Pine, Kristen Wiig, Pedro Pascal, Robin Wright, Connie Nielsen, Gabriella Wilde, Natasha Rothwell, Ravi Patel, Penelope Kapudija, Kelvin Yu, Bern Collaco, Shane Attwooll, Lyon Beckwith, Kosha Engler, Constantine Gregory, Jamaal Burcher, Brittney Aleah, Peter Brooke, Vickie Warehime, Aykut Hilmi, John Gettier, Samantha Russell, Rodrig Andrisan, Jeff Moore, Bill Tomek, Kiesha Preston, Russell Barnett, Marisol Correa, Maggie Lovitt, Roger Tyler, Kristoffer Polaha, Rosanna Walls, Oakley Bull
Productor: Warner Bros., DC Entertainment, DC Comics (Productor: Deborah Snyder) (Distribuidora: Warner Bros.) 
 

Después de múltiples complicaciones por parte de la pandemia imperial, por fin se estrenó Wonder Woman 1984 y los fans ansiosos y bien peinados pudimos verla.

Diana mirando al montón de pajeros que esconde una erección en el cine

El 16 de diciembre, con una sala a medio llenar (la gente no sale mucho) seguimos la continuación de las desventuras de la esbelta amazona, ahora dedicándose a trabajar en un importante museo y retozar por las calles de Washington en la colorida época de los 80’s.  Todo va bien, la guerra fría no parece ser un asunto muy grave y las puteria va en ascenso; en eso, una torpe arqueóloga rubia con ansiedad social llega a trabajar en los terrenos de Diana, con la cual hace buenas migas. Barbara y Diana analizan una extraña joda de parte del FBI al tiempo que un fanfarrón empresario llamado Maxwell Lord se inmiscuye en el asunto y pues… Todo se va directito y sin escalas a la mierda.

"¡La puta madre, deje los frijoles en la lumbre!"

sábado, 5 de octubre de 2019

JOKER: GLORIOSA LOCURA (CRITICA)

 
RESEÑA

   Arthur Fleck es un hombre dañado. Su vida es una cuesta abajo sin freno. Tiene enfermedades mentales que lo marginan de la sociedad, incluida una risa histérica que repugna a los demás. Vive en la pobreza, en un ambiente enfermizo, con una madre perdida en su mundo. Quiere ser un cómico, pero su propia condición se lo impide. Su soledad es espantosa, se siente abandonado por todos, incluso por el sistema médico que tanto necesita. La vida lo golpea una y otra vez hasta llegar al punto de quiebre, donde su mente rota por fin se desmorona y deje salir a ese otro, que tanto intentaba contener: Ha nacido el Joker y el mundo debe pagar.


 CRITICA

   No soy un crítico profesional, no soy un gran conocedor del séptimo arte; solamente me gusta y amo el cine y de vez en cuando quiero compartir mis impresiones sin ganar nada. Pero esta vez me cuesta trabajo hacer critica a “Joker”, pues esta película no está para hacer un simple artículo, si no para redactar toda una tesis.

   “Joker” es una cinta con demasiadas capas, demasiadas lecturas, que brillan en una aparente sencillez. Arthur Fleck, en dantesco periplo a las honduras de la locura es simple, casi lineal, pero cuyas aristas rasgan tan profundo la mente del lector, que lo mismo puede sentir conmiseración para este hombre enfangado por la suciedad del mundo como horrorizarse ante el monstruo en que emerge de esa misma inmundicia. Joaquín Phoenix da cátedra como se debe construir e interpretar un personaje. Su entrega a nivel físico e histriónico es absoluta. Se necesita rayar la genialidad para con un simple gesto o una mirada expresar tanto o más que con un extenso diálogo. Este hombre tiene magia, juega con nosotros, nos lleva por donde quiere y se lo agradecemos.


 Arthur Fleck es un producto de muchos de los males que siempre han aquejado el mundo. En resumen: Es un demente. Es una persona que necesita ayuda desesperadamente o mínimo, ser contenido. ¿Qué se puede pensar de alguien que necesita siete diferentes medicamentos para sentirse relativamente estable? Pero el gobierno dice que el apoyo a enfermos mentales no es importante. Han arrojado a una bomba de tiempo con el contador marchando a las calles. Arthur quiere ser normal, quiere ser aceptado, recibir un poco de afecto. Pero, como todos sabemos, la gente prefiere aplastar a un extraño antes de tenderle la mano. Pero Arthur es uno de tantos. Gotham está al borde del colapso social. Los pobres son cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos. La huelga de servicios sanitarios llena de basura y ratas las calles, cosa que no le importa a los de la elite, felices y cómodos en sus palacios. Llega un hombre como Thomas Wayne con promesas mesiánicas mientras califica a los pobres como “payasos” y todos lo odian. Nadie cree en nadie, pero todos se unen en una rabia común. Arthur esta ajena a ella, es un ser apolítico, pero algunos sucesos le dejan en claro que tan despreciables son los privilegiados y un terrible suceso lo convierte, con su imagen de payaso, en un símbolo de rebelión. “Mata a los ricos” es el lema que se grita en las calles.


   
   Arthur se mueve en un ambiente sórdido, deprimente, oscuro, asfixiante, opresivo, teñido de una amarga desesperación, gracias a la maravillosa fotografía, pletórica en claroscuros y tonos apagados, que hacen de cada toma un cuadro de la escuela de Rembrant o Nicolas Mae. La imagen es sumamente expresiva, envolvente. El mundo que fragua al Joker luce decrépitamente hermosa y contrasta con el brillo y la asepsia del ambiente en que se regodea la clase alta. Igualmente, la música acompaña tan bien cada escena que logra una catarsis sonora-visual apabullante.


   Pero esta película es de Arthur, obviamente y su metamorfosis nos arrastra a su infierno personal. Desde al principio se nos deja claro que esta demente, que es una persona cuya insania lo relega de la convivencia sana con sus semejantes –ya de por si fríos y agresivos- pero que quiere integrarse a la vida en común. Pero no puede. Se sabe que tiene cierto talento cómico, pero su risa espasmódica le arruina el momento. Esta risa de hiena, demencial, irritantes, lo desespera, incluso se nota que es dolorosa. Phoenix logra con estas chirriantes carcajadas incomodar al público, pues deja claro que, en cada ataque, un pedazo de cordura lo va abandonando.


   Como ya dije, la interpretación de Joaquín Phoenix es soberbia, de lo mejor que se ha visto últimamente. Su interpretación de un loco sociópata, que inicia con una personalidad tímida, algo infantil a un peligroso asesino es de escalofrió. De tener una mirada y gestos que mostraba desesperación, tristeza, contención; pasa a unos ojos de hierven en odio, maldad y ansias de sangre. El lenguaje físico que despliega es sumamente expresivo, dejando claro que él vive en un plano mental diferente al nuestro, en donde el mundo es un teatro, todos somos marionetas; pero Arthur es el único que puede ver los hilos. La escena en donde baja bailando de las escaleras, de las cuales siempre subía cansado y abatido, pero que ahora baja de forma gloriosa, es muestra de cómo sea liberado de toda atadura moral, abrazando de forma absoluta y gozosa la más absoluta locura, la cual lo corona con la más liberadora anarquía. El actor se da un baño de rosas con esta gloriosa y difícil de superar interpretación. Se puede notar en el cierto aire a Charles Chaplin (ídolo del Joker de los comics) tanto en su donaire como en sus grandes zapatos y desgarbado caminar. Este Joker tiene un aire vintage, de cine clásico, que también tiene la cinta. Joker es una figura tragicómica, víctima y victimario al tiempo, un loco que mientras más se hunde en la locura, mas lucido y sensato relumbra dentro de la vorágine oscura que lo rodea.


   El director Todd Phillips nos entrega un trabajo sobresaliente, inesperadamente bueno, rayando en una redondez de arrebato. Hay mucha influencia del cine de Scorsese, como Taxi Driver y King of Comedy (Robert de Niro hace una especie de continuación de esta última cinta) pero también me recuerda a una película que rente en VHS hace muchos años “God's Lonely Man” del director Frank von Zerneck Jr. en 1996, la cual recomiendo ampliamente. Aunque no la he visto, al parecer el personaje principal tiene mucho de “You Were Never Really Here” cinta anterior de Phoenix.





  Tuve que ver doblada la cinta, pero eso no fue un gran problema. Debo decir que el trabajo de doblaje es magnífico. El mexicano Mauricio Pérez Castillo, gran artista de voz, deja la piel para igualar a Joaquín, logrando acercársele de gran forma. Ya los demás actores no desentonan de ninguna manera con sus personajes. Mención aparte el esfuerzo de la producción traducir los letreros y de Phoenix, que escribió su diario en español para las audiencias hispanas.


   Hablando de actuaciones, todos los involucrados dieron lo mejor de sí, seguramente, gracias al director. Aunque sus papeles fueran cortos, sus diálogos y maneras son muy buenas, sumergiéndonos más en la decadente historia y envolviéndonos en su lóbrego ambiente.


   Empero, debemos entender que no estamos viendo una película de comics. Podría basarse y contar la historia de uno de los mejores-peores villanos del séptimo arte, esta cinta juega en una liga aparte, pudiéndose tomar como un “elseworld”, una historia alterna. No hay artificios, no hay poderes ni trucos extraordinarios. Es el retrato íntimo de un enfermo mental y su más franca decadencia. No es alguien a admirar. La empatía que puede despertar en nosotros contrasta con la brutalidad que despliega después de su aceptación como loco. Es la odisea de alguien que necesitaba desesperadamente ayuda y que, al no conseguirla, explaya su furia y odio en otras personas. No hay glamour en él, no hay brillo ni poses. Es demencia en toda su gloria.





 
   
   Podría seguir escribiendo más sobre esta obra, pero sé que las lecturas tan largas no agradan del todo al ser una crítica cinéfila. Terminare este declarando que ha eleva a un listón muy alto los estándares para una cinta basada en algún personaje de dos dimensiones. Esta película rebosa talento, dedicación, entrega en cada cuadro. Hay amor al oficio un mimo al trabajo realizado. Un ejemplo de como el cine no solo es una maquina fría y colorida de hacer dinero. Esta película nos recuerda que el cine es y debe ser, ante todo: Arte.


 

jueves, 26 de septiembre de 2019

RAMBO: LAST BLOOD

RAMBO: LAST BLOOD 


 RESEÑA 

El veterano John Rambo ha logrado apaciguar al demonio de la guerra que rebulle bajo su piel. Durante diez años, después de su última aventura, se ha dedicado a administrar el rancho de sus ancestros en algún rincón de Arizona. También ha encontrado comodidad hogareña al proteger a una anciana y a su nieta, a la cual la ve como una hija propia. Pero puedes tratar huir de la guerra, pero está siempre estará dentro de ti. La mente de Rambo aún no cierra cicatrices y su paranoia lo obliga a acumular armas y a manufacturar un laberintico bunker. 


 
Todo iba bastante bien hasta que a la adolescente Gabrielle se le mete la muy mala idea de buscar a su padre, que vive en algún agujero de una ciudad fronteriza de México; una de las peores zonas en que cualquiera puede llegar a parar. Obviamente una hermosa jovencita es un manjar demasiado apetecible y pronto desaparece.



John tiene que ir al lugar a buscar respuestas, solo para encontrarse con la violencia, brutalidad, salvajismo y maldad del crimen organizado, que reina imperturbable sobre el país. El antiguo guerrero puede estar viejo y herido, pero aún no está acabado y a falta de la energía de antaño, podrá de su lado la experiencia para hacer lo que nadie más se atreve.






CRITICA

Una cinta de acción, violencia y venganza, como las de antaño, con ese tufo a lado B y ochentero que tanto gusta a Stallone y que tanto nos gusta a sus fanáticos. Esta película ha sido apalizada por la “critica profesional” acusándola de valores que no se deben buscar en un producto asi: ¿Un guion fino y elaborado, diálogos filosóficos, actuaciones magistrales, corrección política? ¿En una película de Rambo? ¡Debes estar ebrio o ser muy estúpido! Last Blood nos da lo que queremos: Una historia sencilla, casi una excusa para que nuestro héroe se sacuda la polilla y vaya a romperles el culo a los malvados. Así de sencillo, pero no simple. 


La película –por más que, de forma muy sospechosa, los críticos han pretendido destruirla- es efectiva. Tal vez su primera parte sea lenta, pero es algo natural, pues es básico mostrar la cotidianeidad e Rambo, su estilo de vida, su relación con los demás, el amor que siente por su nueva familia. También para dejar claro que su mente no está bien y eso es fácil de adivinar por la cantidad de medicamentos que se ve obligado a ingerir. Él quiere paz, quiere dejar atrás su pasado, sus manos manchadas con cientos de muertes. Quiere vivir y morir en la tierra que lo vio nacer. Pero la violencia lo persigue y la desgracia lo golpea de la forma más cruel posible. Como dice Superman: “Vivimos en un mundo que no deja ser bueno a un hombre”.


Rambo ha pasado por varios escenarios. De un bosque gélido a la asfixia de la selva; del ardor del desierto a una nueva jungla. Ahora se mueve en un ambiente de colores secos, polvoriento, desértico también. Hay un tono western y road movie. Pasa al dantesco inframundo que es la zona fronteriza de México, un lugar que los propios mexicanos evitamos a toda costa. Aquí la realidad nacional es retratada con todas sus sombras. Calles sucias, enfangadas, pletórica de viciosos armados y putas. Casas y edificios decadentes, deprimentes, con una oscuridad que puede ocultar cualquier cosa. También se muestra de forma cruda, realista y sin tapujos la bestialidad de los narcos que gobiernan el país, en donde la policía es cómplice y sirviente. Los villanos a algunos les parecen caricaturizados –según he leído- pero si eres de México sabes que así es como se comportan los verdaderos mafiosos: tipos infames, sin alma ni conciencia, que se regodean en causar dolor, llenos de los peores vicios y que ven a los seres humanos como mercancía. También son vulgares, estrambóticos, de mal gusto y ridículos. Nacos, como se dice en estos lares.




El infierno en que viven las niñas atrapadas en la trata de blancas no es una fantasía –por más que espante a los anglosajones- y este se muestra de forma devastadora. Es una realidad que se viven en todo el país y que, como deja claro la cinta, es imposible de combatir. ¿A quién pides ayuda, si el gobierno es participe y fomenta este tipo de crimen? El ciudadano está solo, apenas contentándose con sobrevivir.



Empero, John no está solo. De forma fortuita, es ayudado por una periodista independiente, cuya hermana fue víctima de esos salvajes. Ella se encuentra atada de manos. Tiene datos, nombre, pruebas, pero sacarlas a la luz significa la muerte. Rambo se apoya en una mujer, como ya ha ocurrido en cintas anteriores, la cuales se sirven para encontrar las fuerzas necesarias para terminar su misión.

La última parte de la cinta es un derroche de violencia y sangre. Rambo sabe que no puede enfrentar solo a un ejército. Antes siempre lucho en terreno del enemigo, pero ahora el traer al adversario a sus términos. Su rancho será el último campo de batalla, un escenario apocalíptico de pólvora, polvo y viseras. Antes John, como todo soldado, mataba por necesitas, cuando debía hacerlo; ahora mata con sadismo, con placer. Quiere venganza y “nadie, ni Dios, podrá detenerlo” y después de ver las atrocidades de estos narcos, da una sensación cosquilleante ver como el veterano los hace pedazos.



Técnicamente la fotografía es correcta, sucia a propósito, pletórico de claroscuros. La música es evocadora a la saga clásica y muy puntal. Los escenarios son correctos y las actuaciones son solventes, aunque sin sobresalir. Stallone a sus 72 años luce duro e imponente y más macho que cualquier de nosotros. Pues esta película es de machos para machos, así de simple. 

No es un producto para todos. Esta dirigido a fans del personaje, que conoces su trayectoria, mentalidad y motivaciones. No es políticamente correcto, es violenta, es pesada; no es para blandos que creen que los villanos de Marvel son temibles. Aquí hay maldad verdadera, real, que se viven el día a día.

Para los seguidores de este tipo de cintas, es muy recomendable y el cierre de una saga que se antoja crepuscular y evocadora.